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Psicología de la motivación en la actividad físico-deportiva I

 

Es un hecho que los hábitos saludables y bienestar psicológico guardan una estrecha relación con la práctica de la actividad físico-deportiva. Aunque también hay que tener en cuenta que quienes practican deportes de alto rendimiento como por ejemplo el tenis o el fútbol han de realizar un esfuerzo continuado ( por ejemplo entrenarse y jugar partidos durante todo el campeonato), han de adaptarse a condiciones cambiantes ( por ejemplo, a los distintos tipos de pistas en el tenis: tierra batida, pista dura, etc.), afrontar posibles presiones (por ejemplo, ante una estruendosa pitada de los hinchas del equipo contrario), mantener la disciplina (por ejemplo, seguir las indicaciones del entrenador) y concentrarse bajo condiciones muchas veces de gran ansiedad y estrés (por ejemplo, ante un partido decisivo para ganar el campeonato. “Hemos ganado, han perdido”.

Todas estas características del deporte son de gran importancia en el estudio de la motivación humana. Uno de los campos de la psicología es el de la motivación en la actividad física y el deporte.

Para que la actividad físico-deportiva pueda contribuir a la mejora de la calidad de vida del deportista debe convertirse en el propio estilo de vida. ¿Cómo se consigue esto?, ¿ cómo lograr que practicar un deporte se convierta en una costumbre habitual mantenida en el tiempo?. Sin duda la motivación es el elemento clave para conseguirlo.

 Pero antes de entrar en materia, ¿qué es la motivación?. Si les preguntásemos a las personas por la calle qué significa para ellos la motivación, la mayoría intentarían contestar en el sentido de << estar o sentirse con ganas de querer hacer algo y otras veces no>>. Así, la mayoría entiende el concepto de motivación en un sentido binario, es decir estás motivado o desmotivado, pero si lo analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta que estar desmotivado quiere decir en realidad no querer tener una determinada conducta, por ejemplo, un deportista puede sentirse desmotivado para entrenar, pero sin embargo si puede sentirse motivado para salir con sus amigos de copas. Esto quiere decir que la motivación en realidad nunca desaparece, sino que cambia de prioridad, es un flujo permanente e interno de la conducta que puede manifestarse de muchas maneras diferentes; no sólo en el deportista sino en todos los seres vivos. La motivación es indispensable para nuestra supervivencia, por ejemplo, si un león en la Sabana está hambriento saldrá a cazar en busca de alimento, en este sentido el elemento motivacional de salir a cazar es el hambre.

Resumiendo, la motivación es el deseo de querer cubrir una necesidad que nos activa a querer realizar unas conductas y a no querer realizar otras.

 

Volviendo al ámbito de la actividad física y el deporte, ¿qué aspectos motivacionales son cruciales para no abandonar?, ¿ cuál es la teoría relevante para explicarlo?.

 

La Teoría De La Autodeterminación (TAD)

La Teoría De La Autodeterminación, es una macro-teoría psicológica, un modelo de referencia explicativo de la motivación humana y que ha sido aplicado a diversos campos entre los que se encuentra el de la actividad físico-deportiva.

Se analiza el grado en que el deportista lleva a cabo sus acciones por propia elección, es decir, voluntariamente, un concepto esencial en esta teoría, es la <<motivación intrínseca>> (profundizaremos en ella más adelante). En función del tipo de motivación que exista, las conductas del deportista pueden ser más o menos autodeterminadas.  

Pero para poder entender lo que estamos leyendo primero hay que saber que es la <<autodeterminación>>. Entendemos por autodeterminación a la tendencia innata (de nacimiento) por involucrarse en conductas que despiertan el interés, en lugar de en aquellas cosas que conllevan una obligación.

Existe en el deportista una continuidad motivacional con diferentes niveles de motivación que va de menos a más autodeterminación, desde la desmotivación pasando por la motivación extrínseca hasta llegar a la motivación intrínseca, en su máximo esplendor.

A continuación, vamos a pasar a ver los distintos niveles que experimenta el deportista en su regulación motivacional.


Desmotivación

 Es el nivel más bajo, también se le conoce como amotivación, es la ausencia de intención para pasar a la acción. Ocurre cuando el deportista ya no valora la actividad y no hay intención de llevarla a cabo, bien porque no se sienta capacitado o bien porque considera que no va a conseguir los resultados que desea.

En caso de que el deportista entrene pese a estar desmotivado, experimentará ansiedad, frustración y síntomas depresivos; pensamientos en bucle tipo: << ya no soy tan bueno como lo era antes, esto ya no supone un beneficio para mí, no me siento capaz de hacerlo>>.

El deportista realiza los entrenamientos sin un propósito y con apatía.

 

Motivación extrínseca

 

Se caracteriza por ser una motivación condicionada por recompensas y factores externos. Aquí se trata de un compromiso del deportista a nivel personal por las consecuencias que conlleva practicar ese deporte más que por el deporte en sí mismo.

Dentro de este nivel de motivación hay varios subniveles de menor a mayor regulación motivacional.

Regulación externa: El deportista entrena sólo para conseguir algo positivo o evitar algo negativo.

Ejemplo: << Como mi padre fue un gran tenista de joven, yo he seguido sus pasos, aunque no me guste, para ganarme su reconocimiento>>.

 

Regulación introyectada: en este caso la práctica del deporte está condicionada a la necesidad de autoaprobación, cuando el deportista tiene como finalidad tranquilizar sentimientos de culpabilidad. Aquí el reconocimiento externo tiene gran influencia sobre éste, por ejemplo: << Entreno Crossfit porque pierdo peso con facilidad y me ayuda mantenerme en mi peso para que los demás me vean mejor>>.

 

Regulación identificada: a partir de este nivel el deportista empieza a manifestar un cierto grado de autodeterminación.

Las razones por las que practica con regularidad su deporte es importante para sí mismo. Es decir, lo juzga como valioso.

Aun así, el deportista entrena para conseguir un objetivo valioso externo y no por el deleite que pueda proporcionarle la actividad en sí misma, por ejemplo: << estoy en un club de remo porque es una manera estupenda de mantener buenas relaciones con mis amigos>>.

 

Regulación Integrada: este es el nivel más alto de conducta autodeterminada en la que influyen circunstancias externas. Se trata de integrar la actividad física y el deporte como un estilo de vida, muy característico cuando el deportista ya es un adulto con los objetivos claros.

Actúa acorde a sus valores y necesidades, pero tampoco lo hace por el disfrute que le produce hacerlo, sino con una finalidad beneficiosa, por ejemplo: <<Practico halterofilia porque entrenar la fuerza densifica mis huesos y fortalece mis articulaciones para la vejez>>.

 

Motivación Intrínseca

 

Entramos en el nivel más alto de autodeterminación. La motivación intrínseca es el extremo opuesto de la desmotivación.

El deportista intrínsecamente motivado entrena en una actividad debido a los sentimientos positivos que le genera hacerlo. Por tanto, el objetivo y la gratificación lo hace el desarrollo de la actividad en sí misma. Esto trae consigo además sensaciones de competencia y autorrealización.

Es importante señalar que, además del sentimiento de eficacia y competencia, el valor de la motivación intrínseca también se ve influenciada por la experiencia del deportista realizando dicha actividad.

Diversos estudios demuestran, que aquellos que empezaron a practicar un deporte en edad escolar poseen mayor motivación hacia la actividad que practican y por eso la han incorporado en su estilo de vida, pero, aunque éstos se desmotiven menos; tampoco están exentos de abandonar. Hay dos factores de riesgo principales que hacen abandonar: el carácter muy competitivo y el hecho de que se le haga demasiado hincapié en ganar, a veces a cualquier precio. 

Para que esto no ocurra el psicólogo tiene que trabajar e interiorizar en el deportista dos términos que parecen lo mismo, pero no lo son: competencia y competitividad.

 

Competencia: Es una búsqueda personal y deseo de superación, pero, el objetivo principal es llevarlo a cabo procurando cumplir de la manera más eficiente y dando lo mejor de sí, independientemente del resultado.

Competitividad: el objetivo es el éxito a toda costa y el destacar por encima de los demás, la recompensa de ser distinguido, es una constante comparación con el rendimiento de los contrincantes (un gasto energético extra para el deportista).

La principal diferencia entre ambos conceptos es que, la competencia se centra en el presente y en trabajar el mundo interior del deportista, mientras que la competitividad se centra en el futuro (la competición) y todo lo externo que condiciona al deportista. Por otra parte, la competencia se centra en la tarea a cometer, siendo el desempeño en la actividad lo que marcará el nivel de la competencia; en cambio en la competitividad lo que se quiere es superar las capacidades de los demás incluso reduciendo a la competencia por otras vías.

¿Quiere decir esto que ser competente es bueno y ser competitivo no?

No, en absoluto, a pesar de que ambos conceptos son totalmente distintos están directamente relacionados entre sí. En ambos el esfuerzo y el sacrificio son imprescindibles. El deportista necesita aprender a ser competente para ser buen competitivo y para ser mejor competente es necesaria la autoperfección mediante la competición con los demás. 

 

Algo que caracteriza la conducta intrínsecamente motivada es que, incluso una vez alcanzada la cumbre del éxito, el deportista persiste no sólo en el interés de la actividad, sino también en las sensaciones de competencia y autorrealización.  

Pasemos a explicar brevemente los subtipos de motivación intrínseca para que podamos ver un ejemplo práctico donde se pueda apreciar todo sobre la psicología de la motivación en el ámbito de la actividad físico-deportiva.

 

Motivación Intrínseca hacia el conocimiento: el deportista se siente comprometido en una actividad por el placer y la satisfacción que experimenta al aprender cosas nuevas.

Ejemplo: <<Estoy aprendiendo a hacer snowboard porque me gusta descubrir nuevas habilidades>>.

 

Motivación intrínseca hacia la estimulación: el deportista lleva a cabo la actividad para experimentar las sensaciones estimulantes asociadas a ella, vivir experiencias excitantes.

Ejemplo: << Me gusta hacer escalada por la adrenalina de estar a tanta altura.>>

<< Me gusta la sensación de adrenalina al zambullirme en sentadilla debajo de una barra cargada con peso.>>

 

Motivación intrínseca hacia la ejecución o logro: el deportista se compromete en la actividad por la satisfacción que siente al crear algo nuevo, dominar una tarea y adquirir maestría.

Ejemplo de ello es el deportista que ha dedicado toda una vida al deporte y al retirarse decide hacerse entrenador.

 

¿Pero de qué nos sirve todo lo anterior aprendido si no podemos ponerlo en práctica?. Pasemos a ver un ejemplo en el siguiente post donde lo veremos más claro.



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