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La libertad a través del compromiso

 


      Somos una generación que como borregos estamos poniendo en práctica años de enseñanza de nuestros padres. Personas con una falta de inteligencia emocional brutal, con una inseguridad terrible cuyo origen se remonta a una ausencia de afectividad de sus padres, de las estúpidas enseñanzas estereotipadas como verdades absolutas incuestionables sobre cómo deben ser las relaciones de pareja, o por traumas vividos en algún momento de sus vidas y que no tuvieron las herramientas psicológicas para saber cómo gestionarlo. Y con todo ese déficit que llevo como lastre pues decido juntarme con otra persona y crear un proyecto de vida en común. 

Éste es el ejemplo real de la mayoría de las relaciones de pareja de nuestros padres y de hoy en día. Según las estadísticas el 50% de las que se inician, acaban en separación y del otro 50% que se aguantan, el 80% manifiestan no ser felices en dicha relación. Si estos datos estadísticos ya de por sí no son muy alentadores, sumémosle que alguno de los dos miembros ya traiga de serie algún problema psicológico o trastorno emocional. 

Estoy hablando de uno de los trastornos más desconocido y de moda de estos últimos años, la "Filofobia". Filo.... qué?!!!!, pero qué me estás contando, qué es eso?. Pues te lo explico breve y rápido, "FILO" amor y "FOBIA" miedo, miedo al amor, es la manifestación de ansiedad y miedo que las personas experimentan hacia una relación de pareja o simplemente una relación afectiva en sí misma, que no tiene por qué ser de pareja. 

Ante ciertas circunstancias de cercanía emocional, la amígdala que viene a ser la "Drama Queen" de nuestro sistema nervioso, peta, seguido de un montón de respuestas fisiológicas desagradables. Y comienza el show: taquicardias, sudores, punzadas en el estómago, pérdida del habla o tartamudeo, falta de respiración, opresión en el pecho, etc...etc.. Un estado de alerta que incita a la persona a salir por patas como si un león lo estuviera persiguiendo. 

Ay qué luz, qué luz todo!, ¿eh?. Pues esta es mi historia personal. En mi época de adolescente yo me autopercibía como una chica tímida, callada y con poca iniciativa para iniciar algo cuando un chico me gustaba. Si alguien mostraba interés en mí, yo prefería mantenerme al margen, no hacía frente a la situación y me volvía fría como el suelo de una iglesia, aunque ese chico a mí también me gustara. Es curioso, ahora que lo pienso cómo a tan temprana edad ya se empezaba a manifestar el primer indicio de disfuncionalidad: "huir de que yo le pudiera gustar a alguien y que ese alguien me gustara a mí". ¿Eso en qué cabeza entra?.

Ahora que soy adulta, he descubierto que no es que fuera tímida, bueno, algo sí lo soy porque está demostrado que hay cierto un componente genético y por si fuera poco, además soy introvertida lo que a esas edades pues empeora aún más la situación. Pero mi verdadero problema era que tenía miedo de afrontar ciertas situaciones que en realidad eran buenas y positivas para mí y no tenía un motivo real por el que huir de ellas.  

Tenía lo que se conoce como "desórdenes de la ansiedad", que viene a ser básicamente que mis pensamientos disfuncionales tomaban el control y distorsionaran la realidad, volviendo una realidad positiva en negativa y, como cantaba barricada: <<¡pisa potente y echa a correr!.>>.  

Por desgracia en la carrera de psicología no te enseñan cómo abordar este tipo de problema y en las terapias tampoco saben cómo, porque lo tratan como una ansiedad generalizada, y el mejor consejo que te dan es que cuando te pase esto lo mejor es que te limites a estar sola, que no estés con nadie ( ¡¡¿pero si precisamente ese es mi problema que huyo para estar sola!!!) y la búsqueda estúpida en tu pasado para saber el origen de tu problema. 

A ver, que no estoy diciendo que saber el origen de tus problemas no sea bueno, sino que para mí realmente me fue igual de inútil que girar el cuadrado del Tetris, porque aunque ya sabía de dónde venía mi problema seguía teniéndolo. Luego entonces, ¿de qué me servía saber que el problema venía de la educación emocional que recibí de mis padres?. De nada, porque yo seguía sintiendo miedo cuando un chico se me acercaba, aunque ya supiera que era por la mala relación afectiva que tenía con mis padres y por el ejemplo marital que me trasmitieron, que debería de estar denominado como "zona catastrófica". 

¿Sabes que yo no soy capaz de decirle abiertamente a mis padres ni a mi hermana "te quiero"?. Y de verdad que les quiero, pero no puedo, para mí es algo incómodo, desconocido y antinatural porque yo crecí en una familia culta y acomodada pero emocionalmente disfuncional. 

A decir verdad, creo que en mi familia sólo nos diríamos " te quiero" si alguien se fuese a morir. 

La relación más o menos sana que se tiene con los padres es determinante y una de las principales causas para que aparezcan este tipo de trastornos en un futuro. 

El problema es que cuando se tienen hijos si no se ha trabajado antes en sanar las heridas emocionales siguen ahí latentes en la vida adulta y, cuando esos hijos empiezan a crecer y a mostrar sus propias dificultades existenciales te ves reflejados en ellos y esas heridas que parecían ya olvidadas y que permanecían en el inconsciente brotan otra vez. Así que no, la llegada de un hijo no siempre es una bendición, si antes no te has molestado en trabajar en tus propias heridas emocionales, puede ser todo lo contrario.

Por eso si tienes hijos cuida de su inteligencia emocional, si no quieres que sean como tú has sido. 

El tiempo pasaba y yo crecía autoconvenciéndome de que lo mejor para mi tranquilidad emocional era estar sola. Me resignaba a la idea de que las chicas como yo estábamos destinadas a quedarnos en soledad con el único amor incondicional de una mascota.

Muchas personas alardean que sus trabajos les encanta, la cuestión es: ¿te gusta tu trabajo realmente o no te ha quedado más remedio que resignarte a que te guste porque no tienes opción de acceder a un trabajo mejor porque tu nivel de estudios no te lo permite?. Y eso fue lo que me hizo cambiar el chip. 

Yo sabía que mi nivel de autoconocimiento y mi ignorancia emocional no me permitía acceder a conseguir relaciones sanas y es lo que les pasa a muchas personas en las relaciones de hoy en día, que se resignan a querer seguir juntos no porque estén en una relación sana sino porque su nivel de autoconocimiento e ignorancia emocional no se lo permite y prefieren permanecer en la comodidad de una relación que no les llena y en la mayoría de los casos les es hasta tóxica, que ponerse a trabajar en ellos mismos que es lo menos cómodo.

La filofobia o el miedo al compromiso es un trastorno que va atacando silenciosamente poco a poco y va dificultando tu capacidad para tener una relación, la mayoría de la gente no es capaz de ver la magnitud de este problema y cuando por fin lo hacen es porque ya han tocado fondo. Personas con insomnio que se despiertan en mitad de la madrugada agitados, perdida capilar por culpa del estrés, ansiedad cronificada que desencadena en depresión, etc.   

¿La razón por la que esta fobia es desconocida y difícil de ver y de reconocer?. Pues porque es poco razonable o entendible que se le pueda tener miedo al amor cuando es una condición inherente en el ser humano. Y esa falta de importancia que se le da es la razón por la que casi nadie con este tipo de problema va a terapia, porque en el resto del ámbito de sus vidas son personas perfectamente funcionales, menos en el emocional. 

Desde pequeños nos enseñan lo que significa el concepto de pareja y el amor como tal. Estar enamorados hoy en día es sinónimo de "mercadeo emocional" en las que se establece una especie de contrato con series y condiciones que hay que cumplirlas. Si yo te doy tú me tienes que dar, si te digo "te quiero", tú me tienes que responder igual y así con todo, tiene que ser al 50-50 porque debe de haber reciprocidad y si no, no es sano. Cuando la realidad es que la mayoría de las veces no es desinterés por la otra parte, sino que la otra persona tiene carencias y no puede responder a las demandas emocionales que le exige el otro miembro de la pareja. 

Claro, visto así me entra ansiedad hasta a mí  solo de pensarlo, porque en vez de una relación sentimental parece que te estás comprometiendo con un contrato de permanencia hipotecario. El problema de la mayoría de la gente es que confunden amor con suplir sus propias carencias. Buscan una relación esperando que les den lo que no son capaces de darse por ellos mismos. Mi psicólogo con quien estoy trabajando en mi inteligencia emocional dice que a día de hoy no conoce ningún trastorno psicológico que no esté asociado a un déficit de autoestima.  

Por otra parte, hay que tener en cuenta un fenómeno psicológico "la paradoja de la elección", ¿en qué consiste?, pues que cuantas más opciones tienes más ansiedad te genera porque más difícil te es elegir y menos satisfecho te vas a sentir. Si aplicamos esto a las relaciones interpersonales pues ocurre exactamente lo mismo, hoy en día hay montones de páginas de contacto, con una facilidad increíble para quedar con personas nuevas, chatear con uno... chatear con otro ; estar con un montón de personas a la vez. ¿Realmente todas esas opciones están diseñadas para facilitarnos la vida?. La respuesta rápida es no,  están diseñadas para hacerte sentir insatisfecho cuando eliges una opción , eso es lo que sucede. 

Si eres una persona que en algún momento has experimentado miedo al compromiso, seguramente esta "paradoja de la elección" la has sufrido y habrá aparecido esa sensación en que llegado un momento en el cual estás con alguien o estás conociendo a alguien, te parece insuficiente, no te llena y pierdes el interés. ¿Sabes por qué pierdes el interés?, porque tienes muchas opciones más donde elegir. Por ejemplo, no es lo mismo tener que elegir entre un IPhone negro o blanco, porque si eliges el negro y después descubres que te has equivocado pues tampoco tienes muchas opciones más, simplemente has elegido el color contrario; lo cambias por el blanco y listo. Sin embargo, si tuvieras una infinidad de matices de tonos distintos de blancos y negros pues seguramente te vas a quedar insatisfecho por haber elegido el negro azabache en lugar del negro humo, el negro grafito o el blanco roto. 

Esto también se aplica en el compromiso, por desgracia, cuando se tiene este tipo mentalidad nos conduce a que siempre en nuestras vidas estemos permanentemente insatisfechos y evitemos comprometernos y centrarnos en un sólo camino. ¿Y qué sucede?, pues que dejo de ver la realidad, da igual si el camino que he elegido es bueno, fantástico, genial y me gusta. Si tengo un montón de opciones más donde elegir, siempre estarán ahí para hacerme dudar. 

La persona que padece filofobia o miedo al compromiso se ve de un modo cíclico sometida al "factor novedad" (¿sabes por qué?, porque al principio en esa etapa primaria de estar conociendo a esa persona te crea una falsa sensación de seguridad, porque como todavía no hay nada entre vosotros no le debes nada, ni tienes nada demostrar) que le pueden proporcionar estas páginas de contacto o redes sociales, burdeles digitales que no son más que un hervidero de personas con carencias afectivas y dificultades emocionales sin resolver (por eso están ahí) y que complementan de maravilla sus carencias con las tuyas para hacerte tropezar con la misma piedra una y otra vez repitiendo un patrón conductual arraigado en lo más profundo de tu inconsciente. 



El sociólogo Zygmunt Bauman, lo deja muy claro en su obra "amor líquido" sobre la fragilidad y superficialidad de las relaciones interpersonales en una sociedad capitalista e individualista en la que vivimos.  "La paradoja de la elección" contribuye a impedir centrarse en el presente y ser plenamente consciente de que el camino que se está tomando puede que realmente sea lo que da la felicidad, la opción que nos hace estar bien y centrados con esa persona. 

¿Por qué la filofobia es un miedo disfuncional?, porque no viene de un peligro real que se está viviendo en ese momento. ¿De qué depende que ese miedo que experimentas sea mayor o menor?, de muchas cosas que tenemos almacenados en nuestro disco duro emocional. Una persona con filofobia en el momento en el que está viviendo una situación, su cuerpo lo asocia a una situación del pasado. El problema no es que te guste esa persona, es lo que para ti supone gustarle a esa persona, el problema no es que no quieras una relación con esa persona, es lo que supone para ti tener una relación de pareja. Se trata de la interpretación que se le da a esa realidad que se está viviendo, pero no de la realidad tal cual es en sí misma.    

Ojalá en el pasado hubiera encontrado una persona que no hubiera atendido a lo que mis miedos estaban esperando, que siguiera otro camino al que yo estaba acostumbrada  y que me hubiera hecho romper con todos mis miedos y expectativas. Que no me hubiera demandado que llenara sus carencias, que hubiese roto con todos mis esquemas de lo que para mí era tener una relación en ese momento. Encontrar esa persona que quitase de mí todo aquello que yo usaba y daba por hecho para justificar mis miedos, pero no la encontré porque esa persona que necesitaba estaba destinada a ser yo.  

En el pasado yo estaba acostumbrada a conocer a alguien y automáticamente daba por hecho que yo le gustaba a esa persona y a jugar con que eso era real y lo daba por hecho ( que no lo era porque sólo estaba en mi mente) y así mis miedos disfuncionales empezaban a crecer. Ojalá hubiera encontrado esa persona que se dejara de rollos y de chacharas y fuese directamente a desmontarme con argumentos todo aquello que proyectaba al futuro sin ningún derecho sobre ella. Que me hubiese dado una buena hostia de realidad que me trajera de nuevo aquí al presente, porque a nivel psicológico me hubiera hecho un impacto súper positivo aunque yo en ese momento sintiera lo contrario. Que me hubiese dicho a las claras que no era mi obligación hacerla feliz que para eso ya se tenía a sí misma, que no necesitara de mí nada y que sólo me limitase a disfrutar el presente con ella.  

El principal problema, al margen de este trastorno psicológico, es que las relaciones de hoy en día se inician mal y rápido. Conozco a alguien, me gusta, le gusto, empezamos a chatear durante horas y horas hasta la madrugada; quedamos en persona hay un feeling brutal y un magnetismo físico impresionante y claro; nos dejamos llevar y nos acabamos acostando. Después de eso (o incluso antes) empieza la comedera de tarro y a proyectarse una serie de pensamientos, como por ejemplo que esto ya va significar algo más, que tendré que estar a la altura de las expectativas (como si hubiera una altura estipulada por la sociedad para pasarlo bien con una persona y disfrutar su compañía) , que voy a tener que hablar con esa persona todos los días, que voy a perder mi individualidad, que me va a controlar; en resumen pensamientos proyectados hacia el futuro basados en el pasado, por las crisis existenciales por las que he pasado y la educación emocional que he recibido. Si mi autoestima en ese momento está baja pues mi cabecita empezará a emitir una serie de pensamientos que me dirán que no estoy preparada para tener una relación, no apta, y a correr se ha dicho. 

¿Quieres empeorar el problema de una persona que convive con este mal?. Pues déjate llevar por tus carencias y sé una persona intensa, de esas que van a mil por hora en las relaciones, de las que se vuelcan y lo dan todo fácil y rápido en un momento determinado de la relación que aún no corresponde, lo único que conseguirás es satisfacer los miedos disfuncionales de esa persona cuanto antes y alejarla aún más de la realidad para que salga huyendo. Le estarás haciendo un flaco favor si sigues la inercia de esa persona y no le frenas a tiempo cuando empiece a acelerar al principio, accediendo a peticiones como tener sexo demasiado pronto, hablar todos los días, hacer planes de futuro lejano, o respondiéndole a preguntas que no corresponden con el momento que se está viviendo. 

Para mí la libertad a través del compromiso no consiste en tener más, sino en aprovechar al máximo lo que tengo y ahí es donde "la paradoja de la elección" entra en juego. Las personas con filofobia se basan precisamente en este concepto, quiero mucho y lo mejor. Conforme te vuelves más mayor menos te va afectando ese factor novedad de "la paradoja de elección". Yo elegí eliminar de mi vida esa necesidad de factor novedad que sólo me distraía haciéndome creer que me aportaría algo nuevo (qué paradójico ¿verdad?, buscar en lo que he hecho siempre y no me ha funcionado algo nuevo) y decidí centrarme en el presente al máximo, en no querer nada del futuro y sólo aprovechar al máximo este momento que es lo único que el ser humano puede controlar. Descubrí que el compromiso es con el presente y no con la persona; que en ese presente la filofobia no existe porque la mente no puede estar en dos sitios a la vez, o estás en el aquí y ahora o estás en la mente. Y en el presente hay una libertad y una liberación increíbles. A mí, estar comprometida me aporta libertad porque me obliga a perfeccionar mi atención y mi enfoque; a lo que realmente es sano y productivo para mí. El compromiso te permite realmente centrarte en pocas cosas (pero reales) por eso, no busques el amor con esa persona, sino a suficiencia del presente compartiendo vuestro tiempo libre por elección propia. Ahí es donde reside la verdadera libertad a través del compromiso.   









               Patricia Gara                                                                                                    19/07/2025




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