Machismo, cuna del narcisismo
Narcisismo, narcisista, perverso narcisista, ¿cómo se hacen?, ¿cómo son?, ¿cómo mienten?; ¿cómo desarrollan ciertos comportamientos?; y ¿cuál es su modus operandi?. Existe una confusión creciente en los medios globales digitalizados con respecto a estos términos que se vienen a intercambiar unos con otros, y que son muy poco reveladores, basados desde la subjetividad en las propias experiencias de parejas que han sido víctimas de estas personalidades, pero que por ignorancia se profundiza poco en las causas y no se analizan desde un enfoque científico.
Hoy 25-N, día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, vamos a profundizar en cuál es la causa principal para el desarrollo de esta personalidad tan integrada y aceptada que se presenta arrogante, prepotente, tóxica pero que sin embargo encubren un profundo vacío existencial y una gran dependencia emocional hacia los demás.
No es secreto, que vivimos en una sociedad que debemos de calificar como narcisista en la cual los individuos tienen cada vez menos autoestima y la sustituyen en un intento de obtener desde fuera lo que no pueden obtener desde dentro, mediante sucedáneos de la autoestima.
Estos sucedáneos de la autoestima son: el éxito, la fama, los bienes materiales, el prestigio social, el dinero, el cuerpo perfecto, etc. Que en sí mismos no tendrían nada de malo de no ser porque es motivado por el reconocimiento externo, la envidia social y no por un impulso de crecimiento personal. El problema de estos sucedáneos es que lejos de calmar esa sed interior insaciable pues lo que hacen es esclavizar y mermar aun más la autoestima.
Está demostrado que existen más casos de narcisismo en varones, y es que la forma en cómo se ha educado al varón en occidente le pone mucha responsabilidad cultural encima. El macho es fuerte, ni siente ni padece porque no tiene derecho a sentir ni a sufrir.
"Los hombres no lloran, los hombres beben."
Si el macho ha sido creado para no sentir, el hecho de sentir algo autentico y genuino es sinónimo de ser devaluado inmediatamente.
Este analfabetismo emocional es un caldo de cultivo perfecto para crear personalidades narcisistas obligadas desde "la tierna infancia" a desconectar de sus sentimientos y emociones, realidad básica de la vida humana.
Por lo tanto, esto quiere decir que donde hay machismo hay narcisismo y donde hay narcisismo hay machismo.
Somos hijos de una generación que no sabe pedir disculpas, los errores están muy mal vistos, el hecho de errar es algo fatalista. Unos progenitores que no han sabido ni podido darles a sus hijos el aprecio, el amor incondicional que necesitaron cuando niños.
Este mal que aqueja al narcisista una vez que es adulto le produce una herida narcisista, cuyo desenlace es lo que se conoce como "el fenómeno up", venirse arriba, intenta ser alguien para los demás a costa de convertirse en un Dios en la tierra idolatrado. Una adicción a los demás, a la ovación, a la notoriedad como forma de sobrevivir ocultos complejos de inferioridad generados muy tempranamente en sus vidas, tan tempranamente que ya no recuerda el origen de su herida narcisista en una familia disfuncional, cuyo progenitor es frío, emocionalmente indisponible o por el contrario por un progenitor (normalmente la madre) intensamente volcado.
La infancia del narcisista
El narcisista, es un niño perdido que ha tenido un sistemático rechazo. Son niños emocionalmente abandonados convertidos en chivos expiatorios por los miembros de su familia, niños que tuvieron el trauma de no valer, de no ser suficientes merecedores de amor o reconocimiento que un niño por el mero hecho de nacer en una familia debería tener.
Estos niños son víctimas de un progenitor o progenitora también narcisista, hipercrítico, permanentemente inconformista que no cesa de proyectar sobre el niño unas exigencias, demandas, una hipercrítica formidable haciendo que ese niño para ser validado, para ser tenido en cuenta, tenía que encajar dentro de unos parámetros que ese progenitor tóxico había establecido como criterios para que el niño tuviera el supuesto reconocimiento dentro de la familia. O por el contrario son víctimas de una sobreprotección, que es otra forma implícita de hacerle saber que no valen, y que por lo tanto hay que ayudarles siempre a hacer lo que un ser humano funcional podría hacer de manera autónoma, por lo tanto no siempre la reacción narcisista está en una familia tóxica en el sentido más evidente de crítica, maltrato, denigración, pues a veces también encontramos madres que son aparentemente muy devotas, volcadas, atentas, muy encima del niño que lo que hacen es generar en ese niño la sensación de no valer.
El comportamiento social narcisista
El narcisista aparenta tener mucha autoestima porque su conducta es prepotente, arrogante, aguerrido, con determinación, orgulloso; soberbio. Es una persona con bastante poca humildad que se cree conquistadora de su propio merecimiento, tenderán a convertir en una corte de admiradores, de seguidores un grupo de personas que se convertirán en meros objetos a su servicio de corresponderle con la idealización fascinada de un sucedáneo de amor incondicional. Pero sobre todo tiene como característica principal que busca esa admiración en los demás como gasolina para alimentar un ego herido. El narcisista es un niño abandonado que no experimentó en absoluto el amor incondicional porque sí, por el mero hecho de venir al mundo.
Uno de los principales combustibles del narcisista es la envidia social que más los motiva. El narcisista se refleja en el espejo social de los demás y busca siempre compararse, tiene una obsesiva búsqueda por aquellos que pudieran hacerle sombra. Necesita ir por delante en esa lucha social, es un competitivo nato por el éxito y el reconocimiento, y una vez que detecta a ese individuo que puede hacerle sombra o que siente que puede hacerle sombra se focaliza en él, se obsesiona y desarrolla intensos sentimientos de envidia y malestar psicológico, odio contra todos aquellos cuyo único pecado que han cometido es cruzarse en el camino de este narcisista con unas cualidades y competencias que el narcisista siente que no tiene y que por eso es necesario quitarlo del en medio.
Envidia procede del latín "invidere" que significa no ver o no querer ver. El envidioso, que siempre es el narcisista, intentará quitar a todo aquel que piense que es responsable de su malestar psicológico. Pero el narcisista de lo que no es consciente es que su malestar no es provocado por los demás sino que procede de esa herida narcisista que se generó a base de no ser aceptado porque sí, de manera incondicional o a base de sí ser aceptado pero sólo condicionalmente a base de logros y características que el progenitor tóxico inculcó en el niño.
El progenitor narcisista
El progenitor narcisista, suele ser a su vez hijo de narcisistas que proyectan en sus hijos sus complejos de inferioridad, carencias, frustraciones, todo aquello que no pudieron satisfacer de niños.
El progenitor narcisista intentará llenar esos vacíos a base de adiestrar "perrunamente" a sus hijos con un patrón patriarcal establecido de cómo deberían de ser y qué éxitos tendrían que alcanzar.
Cómo es el narcisista
El narcisista en lo más profundo de su ser sufre enormemente, no es tan independiente ni tan autónomo cómo se muestra ante los demás. Es un niño perdido, abandonado que busca en los demás un progenitor incondicional que nunca tuvo y que busca sustituir el amor incondicional con el reconocimiento social, demostrando así al mundo entero pero sobre todo demostrándose a sí mismo que sí mereció el amor y merecimiento como niño.
El narcisista en pareja
El narcisista es un envidioso patológico, por lo tanto es tóxico cuando es padre, es tóxico cuando es jefe, es tóxico cuando es amigo e indudablemente también es tóxico cuando es pareja porque en lugar de cooperar, de reciprocicar lo que producen en sus parejas es una intensa competición. Con más motivo aún hoy en día que se ha logrado validar a la mujer para que se le otorguen las mismas responsabilidades que al hombre pero no los mismos derechos.
El narcisista se siente como si estuviera en una carrera en la que debe estar siempre por delante de su pareja, por lo tanto vive en un continuo desasosiego sobre todo cuando siente que su pareja puede adelantarle profesionalmente, valer mucho más que él. Esto significa irremediablemente que sólo es cuestión de tiempo que se dé el inicio del hostigamiento, infravaloración y denigración hacia la pareja. Maltrato que el narcisista no puede evitar, siendo víctima como es de profundos sentimientos de inferioridad, de inadecuación, de des valoración que son muy antiguos porque proceden de esa familia disfuncional.
El narcisista siempre está en búsqueda de lo más difícil de encontrar, de nuevos logros y de la notoriedad social en todos los ámbitos de su vida. Es por esto que su pareja se convierte en un trofeo de exhibición y no en persona merecedora de la reciprocidad que le corresponde, el amor y el cariño. Para el narcisista su pareja no es un ser autónomo e independiente sino que es una extensión de sí mismo.
Es por esto que todas las parejas de narcisistas tienen una característica en común , se sienten cosificadas. Los narcisistas no son capaces de amar a los demás porque paradójicamente al contrario de lo que se cree, el narcisista no se ama a sí mismo.
"Nadie tiene amor por otro, lo que no tiene para sí mismo".
Esta ley psicológica universal también alude a los narcisistas de que no sean capaces de amar a sus parejas, a sus hijos, a sus amigos, en la medida en que no son capaces de amarse a sí mismos.
Psicoterapia para narcisistas
El pronóstico para los narcisistas es bastante complicado pero no imposible, son personas muy reacias a la psicoterapia y muy resistentes a las verdades que el psicoterapeuta les va a tener que decir. Es muy raro que un narcisista acuda por voluntad propia a consulta, y si lo hacen es por la famosa depresión narcisista. Lo habitual es que acudan por sus parejas en una advertencia de ultimátum. Esto es así porque los narcisistas son "egosintónicos", esto quiere decir que no sienten que tengan ninguna necesidad ni problema psicológico a tratar.
La psicoterapia en las primeras fases se convierte en una especie de lucha entre el psicoterapeuta (si está adecuadamente formado) y el paciente narcisista por quebrar esa coraza que le defiende ante los demás y le defiende de conectarse con esa profunda herida narcisista que probablemente lleve ocultando durante décadas.
El narcisista, se cree un alma libre pero es esclavo de la opinión pública, del que dirán, en muchos casos también es esclavo de los gimnasios, cirugías estéticas, necesita encantar, seducir; conquistar para ser un ser inmortal idolatrado con una corte de fiel seguidores mortales que le sirven de suplemento energético.
En el momento que perciba el abandono de uno de sus seguidores esto será doloroso para el narcisista porque es el recuerdo de la herida narcisista provocada por el abandono del progenitor. Esa manipulación de la familia disfuncional hace que el narcisista sea hipersensible a las críticas y que necesite un ejército de seguidores incondicionales.
En la terapia es primordial que el narcisista entienda que el amor incondicional que no tuvieron en su momento, no se puede comprar, sobornar, no se puede obtener de manera sustitutiva. El único amor incondicional que va a poder recibir siendo ya un adulto es el de sí mismo, si es externo es amor condicional y si es amor, nunca se puede obtener a base de manipular, de comprar, de demostrar, a base de alcanzar logros porque esa herida es una herida emocional, interna.
El narcisista tiene un "yo" muy quebradizo, es un niño completamente aterrado.
¿Existe pues el amor incondicional externo en la etapa adulta?, sí existe, claro que existe, lo único que en psicología lo llaman "dependencia emocional".
Pero hay una buena noticia para los narcisistas, y es que al contrario que los psicópatas, los narcisistas sí tienen conciencia, sentimientos y sufren enormemente por esta condición, con la psicoterapia lo que se pretende es que el paciente sea capaz por primera vez de sentir autocompasión, necesita llorar para que pueda cicatrizar esa antigua herida de adiestramiento. No es un proceso fácil porque tienen muy idealizadas a sus familias de origen especialmente a sus madres, tienen muchos problemas de aceptación de sus limitaciones porque no pueden tolerar los fallos, no toleran la frustración de sentirse limitados, de tener errores cognitivos por ese adiestramiento que tuvieron en su infancia, y de ahí esa reacción a veces incluso violenta cuando se les cuestiona o se les critica lo más mínimo.
El objetivo, es conseguir que el paciente cree por primera vez una verdadera y genuina autoestima férrea a prueba de narcisismos, que sea capaz de poder mirar a los demás por primera vez como personas que son y no como meros objetos de abuso, legítimos de reciprocidad. Que puedan ser por primera vez fuentes de amor incondicional para sí mismos, sin necesitar de los demás y sin necesidad de tener admiradores.
Patricia Gara 25/11/2020
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