Te perdono, mi biológico. No como la niña, sino como la adulta en la que me he convertido. Te perdono porque no me brindaste protección cuando más vulnerable era y más te necesitaba.
Te perdono
por estar ausente y por lo que me hiciste sufrir cuando no lo estabas.
Te perdono
por el ejemplo que me trasmitiste, que el amor debe ser
incondicional y aguantarlo todo. Por sentirme perdida y buscarte en cada mirada
masculina que se fijaba en mí.
Te perdono,
porque ahora que soy adulta tengo la suficiente solvencia psicológica para
comprender el origen oculto de mi energía masculina. La chica aguerrida que
aprieta la quijada y puede con el peso del mundo.
Tu ausencia
intermitente moldeó mi fuerza y la soledad que experimenté me enseñó a no aferrarme
a cualquier compañía. La lección silenciosa fue mi autosuficiencia. Mi mayor
fortaleza y mi mayor debilidad. Mi escudo se volvió mi prisión. Capaz de darlo
todo, incapaz de recibir amor de nadie. El precio de ser “la fuerte” ha sido el éxito
en mi vida y la desconexión emocional de haber crecido a tu lado.
Mis relaciones
fueron un reflejo de mi lucha interna. Ahora entiendo por qué atraía parejas
que necesitaban ser “salvadas”. Pero ahora que ya soy adulta me permito el
derecho de reconectar con mi feminidad sin sentirme débil por identificarme con mis emociones.
Te perdono
mi biológico, porque sé que estás herido, te perdono lo merezcas o no; pues el
rencor y el odio es de cobardes.
Te perdono
porque no fue así tu entendimiento, que la insuficiente no era yo. Y acepto que jamás tendremos un vínculo seguro,
pero sigo trabajando en mí para que eso no repercuta en mi autoestima.
Te perdono,
porque ahora que ya no estoy enamorada de mi drama puedo comprender el tuyo. Que
el origen de tu sufrimiento fue una madre herida que renegó del padre de su
hijo y que se lo trasmitió de un modo inconsciente. El mensaje de que su padre no
aportaba nada bueno, a diferencia de ella; la madre coraje soltera.
Te perdono,
porque sé que la herida de rechazo que me causaste por el hecho de nacer hembra
es la venganza hacia tu madre, que impidió tu derecho por nacimiento dejarte conocer
a tu padre, pero es tu deber saber que tú eras su valor más preciado, que hubiese
dado la vida por ti y que en su analfabetismo emocional ese fue su modus
operandi de protegerte de su miedo a perderte.
Quiero que
sepas que te amo mi biológico, porque sólo el amor puede cicatrizar las heridas
del alma. Te perdono, te libero y me libero, pero ahora que soy adulta ya no te necesito y es el momento de seguir mi camino sola en amor y en armonía divina.
Patricia Gara 25/11/2024
Comentarios
Publicar un comentario